Monday, February 28, 2005

abstinencia

Tres días sin postear, ¡todo un récord!
Dedos ocupados en ordenar libros, desempolvar muebles, discar números, tirar de piolines y cintas... hasta cuesta embocarle a las teclas, por la falta de costumbre.
Ya leeré (gracias Fander por la noticia) el obituario escrito por Néstor, su pavana para un Infante difunto.
Saludos.

Friday, February 25, 2005

siguen las malas noticias

Se mató Pappo.
Cerró el Ucrania.

Perdón por la tristeza.

Thursday, February 24, 2005

El peso de la nada

Pregunta Omar :

"A veces, tengo la impresión que el tono de todos los blogs que me toca en suerte recorrer están un poco apagados. Como si el discurso blogueril fuera aplacado por una fuerza atmosférica feroz. Bajo la presión y la chatura de alguna nada horripilante: ¿serán los blogs hipersensibles a la depresión social del país de origen? ¿O es que tanta información termina cerrando el camino a cualquier tipo de pensamiento, incluso el humorístico? ¿Hay una profunda tristeza y frustración atravesando los blogs? ¿Es una circunstancia o una tendencia?"

posted by Omar at 8:15 AM (Tiempo de Descuento)

Piedra libre, Omar: el discurso de los blogs que te toca recorrer, los que pretenden la densidad de lo literario (o, que la logran, como en tu caso), está siendo aplacado por la fuerza atmosférica feroz de la nada.
Nos abruma la nada, la horripilante, deprimente y frustrante chatura de otros blogs que con falsa e hipócrita modestia celebran, a saber:

- el no somos nada, no tengo nada que decir, nada soy y me encanta no serlo;

- el qué lindo que es nunca más producir, nunca más expresarse y nunca más decir nada, qué bello es ser un puro consumidor de cosas, de drogas, de libros, hasta de blogs siempre que no sean argentinos, todas cosas y drogas y libros producidos en otro lado, en demoníacos lugares donde la gente no es humilde y buena como nosotros;

- la indiferenciación, la fingida ignorancia, la renuncia de mala fe, el desprecio por aquello que en realidad se envidia;

porque el ataque a lo que se proclama como indeseable revela que aún se lo desea.

No creo que sea una circunstancia. Me parece que es una tendencia.

Los blogs, que prometían convertirse en un nuevo (sub)género literario, en el gran revival del coloquialismo y del costumbrismo, en la resurrección electrónica de la non-fiction, recuperando géneros ya existentes pero en declive como los que nacieron en el siglo XIX junto con el boom del periodismo gráfico: la "causerie" (Mansilla), o "Table Talk" (William Hazlitt), o "sketch" (Thackeray); el blog, del que esperábamos nuevas producciones magníficas en la línea de un género literario-periodístico-autobiográfico mixto en la vena de Fray Mocho o de Tom Wolfe o de Hunter S. Thompson, o de P. J. O'Rourke en la Rolling Stone, o de las "aguafuertes porteñas" de Arlt, el oportuno blog que iba a sustituir las rotativas por la Red, ya que justo había nacido cuando la voz personal, la del sujeto, desaparecía de los diarios; el blog nos cagó, pero nos cagó en parte por culpa de las leyes del caos que rigen todo y en parte por culpa nuestra, mía, culpa de todos los que opusimos una resistencia consciente y voluntaria al caos, culpa de quienes quisimos ser el nuevo Mark Twain y (no lo digo por vos, lo digo por mí) no nos da quizás el cuero, o capaz que no nos cierra el balance de la credibilidad como sí les cierra a los mentirosos, y es con la feroz ridiculez de los honestos que invadimos lo público cual pez en tierra, cual gato en el agua.
Pese a todo, siempre navego y espero algún milagro, alguna nueva excepción.
Pero cuanto mas navego, más me deprime lo que encuentro en general.
Los blogs pronto van a ser una aplicación más de Internet, como lo fueron los chats. Esa es la tendencia.
Por entropía, todo marcha hacia su mínima expresión. Y la densidad pulsional y referencial del texto literario o periodístico-literario es una expresión máxima.
Por eso el blog literario, el blog de escritor (este pretendía no serlo, pero terminó siéndolo a su pesar, sin consagración, sin canon, sin autoridad, sin siquiera una calidad indiscutible, sólo a fuerza de ganas y del entusiasmo mío y de algunos amigos) tiene sus días contados.
Hay otra tendencia, positiva y favorable: la de los blogs que nacieron periodísticos, generalmente especializados, como los de Hunter, Fabregat, Gallo, o algunos del grupo Blogdir. Cada cual tiene su "nicho", cada cual maneja la información más amplia y nueva disponible respecto de los productos técnico-culturales de los que habla, y apuesto a que sobrevivirán.
En cuanto a los blogs periodístico-literarios que nos toca recorrer a vos y a mí (Piro, Baker, etc.) se suman a esa tendencia favorable y positiva pero redoblando la apuesta. No sólo se están sacando de encima, cada vez más, los lastres personales, las ambiciones literarias y se están volviendo periodísticos a secas. Son muy valientes estos blogs si se enfrentan al rival más grande imaginable, aquel del que empezaron dependiendo: los medios masivos de comunicación en su corrupto y chato estado actual. Blogs que han preferido construirse enfrentándolos y, antes que constituir una modestísima alternativa, optarán cada vez por más antagonismo.
Los aplaudo porque su apuesta me parece genial. No sigo tras sus pasos, no porque no es periodismo a secas lo que tengo ganas de hacer. Y no puedo transformarme y convertir esto en un blog periodístico especializado en literatura, como "Palimpsestos" de Néstor Tkaczek, porque no sé tanto.
En cuanto a mis rivales y los tuyos (a menudo, los mismos), son mucho más chiquitos, indignos al punto de que no me da placer pelearme con ellos, porque me parece que es abusar. Aunque, cual mosquitos u hormigas, seguramente ganarán por abrumadora superioridad numérica absoluta, a la larga.
Una tendencia es una tendencia, mal que mal.
La fórmula a la que me confié para escribir todo esto es una mezcla de "lirismo" prosaico (lirismo en el peor sentido y también el más interesante, el de egocentrismo y falta de distancia con el discurso), estilo fuerte (sumamente despreciado por algunos, sin que eso haya hecho la menor mella en la fe incondicional que tengo en su posible calidad; incondicional, insisto, es decir: a prueba de toda evidencia contraria) y esa especie de bricolage do-it-yourself de cuasi erudición silvestre y desprolija, cuyo caos se ve agravado por las secuelas neurológicas del stress que me da vivir en un lugar de mierda del que estoy haciendo todo lo que puedo por mudarme (pero soy de clase media no burócrata, profesional liberal sin recibo de sueldo, y esas cosas no se arreglan así nomás).
Hablo en la ofensivamente vanidosa primera persona porque este post no es más que una carta abierta a vos, Omar, donde digo lo que me pasa simplemente porque no conozco otras experiencias y no puedo generalizar.
Por lo demás, detestaría que mis elecciones gramaticales en términos de número y persona del verbo condenen mi escritura a la celda insalubre de la privacidad.
El blog, como venía, significaba precisamente eso: poder hacer pública una primera persona del singular, como hizo Hunter S. en revistas y en diarios.
Sigo apostando a que el discurrir de un yo sea un espectáculo.
Patético, dirán.
¡Qué me importa!
Creo que no todo lo autobiográfico es banal, creo que la tecnología de las comunicaciones nos puede ayudar a sostener este tipo de producción, lo creo hasta que el aburrimiento o el cansancio me vencen, y de nuevo vuelta a empezar.
Lirismo, insisto, en el PEOR sentido.
Mientras dure.
Y me encanta.

Tuesday, February 22, 2005

Gonzo not dead

Me enteré por Wimbledon. Un tiro en la cabeza, como la película de John Woo.

Fin Hunter S. Thompson.

¡Claro que es donde empezó todo! Lo que los weblogs hubieran podido ser, esa oportunidad perdida es una gigantesca autopista vacía que lleva su nombre.
Justo me había comprado, en el supermercado, su novela extraviada por mucho tiempo, como reza (literal, muy literalmente) el subtítulo del original, The Long Lost Novel, The Rum Diaries, "Días de Ron". Me hizo acordar tanto al Buenos Aires Herald. Iba a tipear y postear un fragmento pero estoy muy triste.

Otro día.

"Fear and Loathing in las Vegas" es el libro que le envidiamos con más amor; la peli de Terry Gilliam con Benicio del Toro como abogado samoano hizo de Johnny Depp el actor que de ahora en más me temo que siempre hará de escritor en películas malas, luego de haber hecho de escritor en una película buena.
Que alguien tan grosísimo engrose la trivia de Hollywood, sirva de antecedente al fenómeno de los weblogs (que será mucho, mucho más efímero de lo que todos pensamos), y se diga de él "ah, un periodista loco" habla de que no estamos en el mejor de los mundos posibles. En un mundo paralelo, H. T. es reconocido como escritor y tiene una influencia literaria en autores más jóvenes que él (tenía 67).

¿Se entiende que digo esto sin resentimiento, sólo con pesadumbre?

Hablo del cadáver anterior, el primero del día. Hay más hoy. Por suerte no le importa a nadie que, como el detective Sam Spade, uno llegue tarde a los muertos.
Guillermo Cabrera Infante se merece otro post. Se lo quedo debiendo; ese obituario le toca -creo- a Néstor Tkaczek.
Esto no pretende ser un obituario. Just hold his cold hand in yours and let the tears flow. Apenas agarrarse de una mano fría y dejar correr las lágrimas.

Si quedaran.

Monday, February 21, 2005

OMMM...

Hay quienes creen que vivir es esperar la muerte siendo, mientras tanto, bueno.
Bueno, es decir: alguien que no molesta, no estorba, no codicia. Desea, sí, pero en la medida de lo que su clase (clase media, o sector burocrático y pseudo-proletarizado de la clase media) supone razonable y justo.
Algunas personas de esa calaña van a misa; las que se aburren en misa, se hacen poetas.
Lloran en sus versos la eterna melancolía de no haberse atrevido jamás a luchar y arriesgarse por un proyecto.
Lloran para arruinar con sus lágrimas la alegría de vivir de los más afortunados y valientes.
La lucha es cruel, e implica a veces salirse de las buenas formas, de los modales correctos.
Hay quienes hacen de la escritura una forma de respiración artificial y la escritura es lo único que tienen.
Hay quienes también hacen de la escritura una forma de respiración artificial, y durante mucho tiempo la escritura es lo único que tienen, hasta que empiezan a tener otras cosas y pueden respirar más naturalmente.
Llegado ese momento, la escritura ya no es un sustituto de la vida, sino parte de ella.

Fin del momento Paulo Coelho de este blog, ja, ja.

Sunday, February 20, 2005

Mar adentro, reloaded

O: cambios en el guión que hubieran hecho de la última película de Alejandro Amenábar algo un poco menos aburrido.


Variación melodramática

Ramón Sampedro (pescador gallego, tetrapléjico luego de una zambullida mal calculada en las aguas de La Coruña, a su sobrino, antes de morir): Hijo, te escribí un poema.
Sobrino de Sampedro (incómodo): No soy tu hijo.
Ramón: Pues que sí lo eres.
Sobrino: Que no. Soy hijo de tu hermano.
Ramón: Pues no. Mi hermano es tu tío.
Sobrino (con horror): ¡NO!
Ramón: Sí, ¿y sabes una cosa? Adivina quién me tiró del acantilado...


Variación erótica

Julia, la abogada defensora catalana de Sampedro, se trae de Barcelona el mejor faso que puede conseguir en la Ciudad Gótica, un equipo de DVD, algunas películas condicionadas para entretenerlo y una película que ella desea que ambos vean juntos: Regreso sin gloria. La ven (no dejan de pasarse el fasito con esa simpatía que los caracteriza), imitan la escena culminante, la pasan bárbaro, pero al otro día, ella, por teléfono, desde terapia intensiva: "Querido, hoy no puedo, me duele la cabeza".
Y Javier Bardem sonríe con su sonrisa beatífica. Su cuñada confisca todo el material.


Variación psicodélica

Sampedro se pasa sus 28 años de postración consumiendo el hongo del mismo nombre. La película muestra sólo algunas de sus alucinaciones y la escribe Ken Russell.
La protagoniza Javier Bardem con su sonrisa beatífica (esta vez, justificada).


Variación étnica (homenaje a Ettore Scola)

En vez de gallegos, los protagonistas del drama son italianos.

Ramon Sampietro: Io mi amazzo...!
Hermano de Ramon: Ti amazzo io...!

Fratricidio y fin del film, que dura un minuto y gana varios premios en festivales de videominuto.

Saturday, February 19, 2005

Elogio de la vanidad

Cuento acá cosas de mi vida personal precisamente porque al no tener mi vida mucho de especial, es muy posible que le pasen cosas parecidas a otra gente, que disfrutará reconociéndose. Creo que ese es el sentido de un blog personal, que habla de lo ordinario más que de lo extraordinario. También creo en el mensaje que se encuentra escrito en turquesa, sobre fondo negro, a la izquierda de este texto...
Por eso no me molesta hacerme cargo de cierto dolor social, no sólo individual, por el no reconocimiento: se trata de algo más profundo, colectivo, que me trasciende.

Anteayer, al releer algunos viejos posts, mientras los ordenaba para que mis lectores (¡que existen, y dan pruebas de ello!) puedan consultarlos con más facilidad, me encontré con que la mayoría de las pesadillas que cuento (y de las que después hago cuentos o fragmentos de relatos más largos, como si el sueño mismo no alcanzara para elaborar aquello que el sueño trata de decir, y hubiera que contarlo dos veces más) se trata de seres extraordinarios: tullidos, rengos, paralíticos, monstruos, seres deformes y paralizados. Un terror recurrente a la inmovilidad, a la fealdad y a la dependencia, mezclado quizá con el recuerdo de visitas infantiles a los hogarcitos del Cottolengo Don Orione que construía mi viejo, sin pedir un peso, a lo mejor aparece acá. O quizás se trate de un terror más preciso todavía: tener que ser quien se mueva por otro, quien tire de los hilos del destino de alguien que está esperando que el éxito o la gracia le lluevan como un premio divino.

Alguien especial y dependiente: toda una imagen decimonónica del artista.

Mi actitud, en la vida, es más bien dieciochesca, es decir, pragmática, y muy poco romántica: salgo cuando puedo a buscar en dosis un tanto modestas eso que llaman "éxito", generalmente el mío propio, pero a veces también el de los demás (bueno, no siempre, porque a veces hay lugares que no parece que vayan a recibir bien a nadie, y ahí no entro hasta que otro me avise que ya pararon de tirar), sin esperar ninguna señal del cielo que me diga si lo merezco o no. Capaz que no lo merezca un carajo, pero no me importa. Escribir y que me lean es lo que quiero. No creo en ninguna forma de justicia divina, y es por eso que tampoco creo que el éxito de algo sea necesariamente la medida de su calidad, o el poco éxito el de su mediocridad, aunque nada de lo dicho sea una regla (Dickens fue popular, etc.). En suma, no es que me la crea, simplemente: quiero. Pertenezco por elección a la primera modernidad, prerromántica, no enturbiada por las desdichas de la fe.

Otra cosa: qué lindo que está Roberto Arlt en la foto de la página 3 del suplemento Ñ. Arlt acá es un morocho feliz, un veinteañero serio y "asentado" pero todavía con una pinta bárbara, sentado entre su esposa de rostro sufrido y su bonita hermana. Las dos mujeres están de pie, con abrigos caros, y la primera sostiene a la hijita (¿Mirta?) de ella y del escritor sobre un burrito o borriquito casi bíblico, de pesebre navideño. Hay otra mujer en la foto, también de pie: es de raza negra, una "muchacha" de la servidumbre que quedó en el anonimato. Esta estampa familiar no tiene nada que ver con el Arlt que yo me imaginaba al leer sus "Aguafuertes", solterón y tirado en la catrera, de donde se levanta a escribir para El Mundo (el Mundo es el nombre del diario) entre mate y mate. Esa era la imagen que daba de sí mismo, forjada más o menos inconscientemente según el gusto romántico de sus lectores.
Conocí un tipo que era realmente así, en Rosario. Un "escritor secreto", como gustan decir los críticos: mateaba, escribía, y acumulaba poemas para la posteridad.
Un día se murió. Sus parientes fueron a vaciar la casa y le tiraron todos los papeles a la basura.
Le ponía café al mate, me acuerdo.

sister morphine...! dead flowers...!

Nada, un viernes a la tarde haberme agendado tres programas distintos (Kitano, Dolina, no me acuerdo qué más), no haber hallado ni desde un celular prestado -ni desde el fijo, ni desde el público- a nadie más que al electricista y al plomero, llegar a casa, saludar al gato y que al pedo esté el contestador lleno de mensajes, terminar comiendo ravioles en el bar de la esquina, viernes a la noche dejar todo librado al azar con el obvio y predecible resultado de que no pase nada bueno: los mismos viejos pelados canallones de siempre cargándome porque soy de Ñul... y eso que no me gusta el fútbol, encima el libro de Philip Roth que me compré me resulta casi ininteligible porque habla de béisbol... y de nuevo en casa, "hola, gato", navegar por los blogs de siempre que no postean o por blogs desconocidos que me aburren, eso y poner una estación de radio bien soporífera mientras espero que pegue el melatol, y que de repente en la radio esté sonando "Sway", de aquel tanático y fascinante disco de los Rolling Stones, "Sticky Fingers". Cuando lo compré era tan pero tan joven que a la tapa con el cierre relámpago y zonas masculinas aledañas tuve que dejarla en casa de una amiga mayor para evitarme problemas de censura en el hogar (hogar, en este caso, es una forma de decir). Durante años tuve el vinilo solo, y lo gasté (menos en el primer tema del segundo lado, que no me gusta). Y sí, parece que el dee jay de la radio se fue a garchar con su novia por ahí, y dejó el CD entero porque ahora termina "Wild Horses" y empieza "Can you Hear Me Knockin'".
Lo dejó en random, ¿no es cierto?
¿Hasta ese punto conozco "Sticky Fingers"?

Tuesday, February 15, 2005

Última voluntad

Ya ha dejado de obsesionarme la pregunta que hace Mike Hornby al final de "31 canciones".
Ya sé qué canción quiero que suene en mi funeral (me encanta la palabra "funeral", más que velorio o velatorio o sepelio o entierro o sepultura, ¡es tan elegante!):

"Shakemaker" de Oasis.
Sí, la segunda pista del álbum "Definitely Maybe".

Había pensado en alguna de Led Zeppelin, pero me parece un gesto demasiado grasa, demasiado verdadero. Zeppelin está contenido como influencia en esta perfecta canción posmoderna con gusto a déja vu, gustito que de paso le da un dejo de melancolía muy a tono con la muerte. La letra es un poco impropia para la circunstancia ("shake along with me", repite), pero total quién sabe inglés...

Nada, creo que estoy bien de salud, pero mañana me voy a hacer un chequeo y si me encuentran "algo" (o si salgo ahora a la calle y me pisa un auto) ya saben, ya canté.

Ahora, si podré costearme un funeral (con canción y todo), es otro asunto.

¡Ay, Luisito...!

¡A los 43 seguís convencido de que el éxito mide la calidad de tu trabajo!

Luis Majul avergüenza a mi generación con sus declaraciones públicas, manipuladas o no, crudas o retocadas.
Chicos, no somos todos como él. Algunos, por suerte, fuimos menos eficientes, más ineptos, más torpes, por todo lo cual fracasamos y nos volvimos a levantar; muchos empezamos siendo tan "defensivos" y tan obedientes a los mandatos sociales como él, pero con el tiempo y los cachetazos que nos ligamos, aceptamos los altibajos de la vida y terminamos por entender que es imposible ser perfectos.
No digo que yo no tenga demasiado amor propio y arrogancia; a veces soy desagradable, lo reconozco. Pero este tipo me supera por mucho, y me indigna. Lo que más me indigna es que un tipo se crea que porque "ganó" o "triunfó" (?) tiene derecho a ser soberbio. Lo mejor que se le puede decir a alguien así, es aquel famoso saludo chino, que en realidad es una maldición: "Ojalá te toquen tiempos interesantes".

No exagero. He aquí algunas pinceladas extraídas del autorretrato de un maldito engreído.

A ver, ¿cuáles de todas estas frases dijo Luis Majul a la revista Noticias y cuáles no?

1- "Mi vigencia tiene que ver con el laburo: vengo trabajando desde los 17 años y le pongo mucha pila a todo lo que hago."
2- "No por nada, 'La Cornisa' es el programa periodístico que mejor mide."
3- "¿Qué periodista de tevé, gráfico o de radio entrevistó a Fernández como lo entrevisté yo?"
4- "Él (Jorge Lanata) hace marketing, pero si rascás un poco ves que no tiene tanto rating ni tantos anunciantes, y que su película no fue un éxito."
5- "Yo tenía un solo defecto: era vanidoso. Ahora lo superé y soy perfecto".

Enlaces al blog de Luis Majul: en el de Omar Genovese, en el nuevo de Edgardo Balduccio, y en Wimbledon.
Yo no quiero tener nada que ver con ese mal ejemplo.

Monday, February 14, 2005

delicias dieciochescas, por G. P.

"Corinne Maier llama a Casanova 'criatura del azar', un apelativo certero que irá a sumarse al arsenal con que se viene designando al más grande antimetafísico de la historia. El interés de Casanova sólo está dirigido a lo orgánico. Nunca, en toda la Historia..., el lector lo ve alzando los ojos al firmamento con mirada interrogante. La naturaleza lo tiene sin cuidado: es imperfecta, inacabada y hostil –y además es demasiado verde y está mal iluminada–. Una criada sucia llorando en un rincón en un tugurio cualquiera le resulta más interesante que una puesta de sol en Sorrento. Le falta el órgano para observar la naturaleza, no tiene alma. Ciego para la belleza pura e inútil, entonces, el mundo no es para él más que una ciudad cualquiera con jardines por donde pasean las carrozas que llevan y traen mujeres bellas, una taberna oscura donde desplumar a alguien, los teatros, las calles, los burdeles. Es en las ciudades donde se esconde el azar, el lujo y la sensualidad. La naturaleza carece de lujos."

...escribe Guillermo Piro, en el Radarlibros de esta semana.

Thursday, February 10, 2005

crónica

(22:07 a 22:33)

un hombre
un tanto
obeso
es amenazado constantemente con ser
arrojado
al vacío

tendrían armas
de fuego

lo amenazan con
arrojarlo
al vacío

vuelan piedras

hay mujeres
niños

se escuchan los disparos

están disparando

los disparos son
incesantes,
se reiteran

la policía
se defiende
y trata de controlar
esto, que no tiene control
ni señal
de apaciguarse

habría muertos
producto de los
disparos

ahí
vemos
la imagen exclusiva:
una persona
que está arrojada
en el asfalto

Tuesday, February 08, 2005

libros, droga y fútbol-ballet

Creo que ficción y narración no son exactamente lo mismo.
Ya Aristóteles en su "Poética" distingue la crónica (es decir, la Historia) de la poesía (es decir, la ficción). El cronista cuenta lo que sucedió; el poeta, lo que hubiera podido suceder.
En una narración, los hechos se encadenan. Pero hay narraciones con cadenas de hierro (la crónica, policial o deportiva; el mito) y narraciones ficcionales.
Por mi parte opino que la ficción es libre invencion lúdica, a diferencia del mito, cuyos atributos y devenires -a semejanza de los del sueño- se imponen como necesariedad ineluctable. Para mí las buenas ficciones tienen mucho de gratuidad, mucho de contingencia. Son ajenas a la necesidad, aunque la finjan. Las malas, en cambio fueron escritas bajo el imperio de la necesidad: las rige el yugo de una cierta necesariedad intrínseca, una "necesidad interior", como dicen la mayoría de los traductores de Kandinsky, excepto mi favorito que es Edgar Bayley, quien en su versión de "De lo espiritual en el arte" (publicada hace décadas por la Biblioteca Vigil de Rosario) inventa el término "forzosidad".
Confié mucho tiempo en esta visión expresionista del arte, hasta el día en que entendí que un proceso creativo es una suma de decisiones voluntarias, conscientes, provenientes del yo; decisiones fundadas en criterios que van desde el gusto hasta el capricho, pasando por la voluntad de lograr una imitación más o menos verosímil del mundo. El deporte y la crónica son verdaderos; el mito y el sueño enmascaran una verdad; la ficción -a mi entender- configura y construye un verosímil.
Uno, entre muchos posibles.
Hay un lado cobarde en lo lúdico, y es su horror a lo ineluctable.
El deporte se las ve todo el tiempo con lo ineluctable. Un pelotazo al arco, un gancho de zurda a la cabeza, demandan sí o sí la defensa, exigen la respuesta inmediata del cuerpo. Son "estrategias fatales", diría Baudrillard.
El deporte no es violento, pero comparte con la violencia, con el sueño y con el mito su ineluctabilidad; la ficción podría prescindir tranquilamente de sí misma. Tanto es, como podría no ser. Vladimir Nabokov, Michael Chabon, escriben -para mi gusto- buenas ficciones.
Pero "Zama" de Antonio Di Benedetto, a pesar de su excelente comienzo y de su buen final (lo leí en El Ateneo), es un libro que se me cae de las manos. Es una novela escrita con un impulso mítico y onírico de total necesariedad que no corresponde al género. Esa expresividad ineluctablemente violenta, a medio camino entre el grito y el canto, queda mucho mejor en la poesía lírica, la más cercana a la crónica y al mito por cuanto dice su verdad. Es precisamente su fidelidad a una verdad interior del autor la que le impide a Di Benedetto (quien, por otra parte, tampoco se lo propuso) construir un Zama verosímil más allá de los arcaísmos de su lenguaje: uno que fuera artífice y no espectador de sus batallas, que demostrara como buen funcionario del virrey estar al tanto de las políticas virreinales españolas en el Paraguay del siglo XVIII, sobre las que hay tantísimo para decir (los españoles que contrataban negros libertos para luchar contra los indios, el papel de las misiones franciscanas y jesuíticas, etc., etc.) y no esa voz ensimismada, como la de un joven poeta moderno que vive encerrado en su pieza y a quien su mamá le lleva mate (a Zama siempre le están llevando mate, salvo cuando le dan chocolate y masitas).
Tarde de librerías, ayer. Tenía poca plata y entré en la de usados de Francisco Garamona (raro caso de buen poeta ficcionalista en esta ciudad) al grito corsario de: ¡Novelística, norteamericanos, contemporáneos! Me traje: "Falconer" de John Cheever (recomendación del librero) y "La caída de los ídolos", de Philip Roth.
No logro que me gusten las obras de autores argentinos.
A Borges lo admiro y emulo, pero no lo quiero. A Cortázar lo queremos, queremos tanto a Julio. Pero es de pendejos tomarlo de modelo, ya basta. A Saer lo adoré hasta la locura cuando leí "La Mayor" (era muy joven, no conocía a Alain Robbe-Grillet), pero el resto de lo que leí de él me pareció siempre un amasijo informe de arbitraria violencia doméstica, Kierkegaard leído en pedo y salamín picado fino.
A Soriano muy pronto lo cambié por Chandler. A Walsh, casi casi lo compro cuando leí "Esa mujer"... estuve por cerrar trato cuando hojeé "Las fotos"; pero... ¡dos cuentos! Dos cuentos y una muerte estúpida.
Y no logro valorar lo que Walsh hubiera sido, ese miembro fantasma continuando el muñón como la función paterna que le aparece por fin a Zama cuando los indios (¿o son los mismos españoles?) le cortan los dedos y eso lo hace inexplicablemente feliz. No me entrego por dos cuentos. Mucho menos por dos cuentos y un sueño eterno, "a big sleep" dijera Chandler (quien, por otra parte, me parece mucho mejor escritor que Faulkner, las motivaciones y rayes de cuyos personajes jamás entendí). Tendrían que ser dos cuentos muy buenos, tan buenos como dos cuentos cualesquiera de Juan Rulfo, o como, digamos, uno de Tolstoi y uno de Chéjov (pronunciar esta frase con la misma estudiada ligereza con que normalmente se pide un helado de chocolate y menta), o como "Haircut" de Ring Lardner y "Big Blonde" de Dorothy Parker si los dos hubieran sido escritos por la misma autora o autor.
Y no es que sea tan cabezadura, filistea, neoclásica o anticuada.
Me gusta "Expreso Nova" de William Burroughs casi tanto como me resulta ilegible (y eso que me los compré, y eso que traté) cualquier obra de Abel Posse o de Néstor Sánchez. Debe ser una diferencia en la calidad de la droga. Dicen que la de Tánger es la mejor del mundo. Incluso el whisky al que accedía Hammett era mejor que la ginebra de Briante o las tucas de Fabián Casas... o el rapé de Cambaceres, para el caso.
Al final lo más decente que tenemos es Lugones. En "La guerra gaucha" está todo Tizón, todo Osvaldo Lamborghini. O "El niño proletario", por lo menos. ESE es un cuento.
De Arlt déjenme con sus Aguafuertes Porteñas... y no se olviden de Fontanarrosa.
Un cronista; y un fanático del deporte.
Dos valores.



Monday, February 07, 2005

Scott, Hem y Boca Juniors

Me aburre hasta la aflicción el deporte, ese puro devenir dotado de sentido, pero carente de significado.
En el deporte no hay ficción. Tampoco hay metáfora. No hay imitación ni invención: le falta desesperantemente al deporte ese doble, ese espejo que es la creación poética.
Todo allí es literal. Eso me aliviaba, en una época.
Fue una época en que le tuve miedo al significado. Quería vivir, simplemente: habitar pura y exclusivamente lo real. En una clase social normal hasta la psicosis, anhelaba volverme una psicótica más, para que me aceptaran.
Temo que terminé siendo la única neurótica de mi barrio. Calculo que nadie, en varios kilómetros a la redonda, atina a imaginarse la dimensión del significado (o de la ficción, la invención, la poética, la metáfora) como otra cosa que no sea un inútil delirio. Hay un crítico literario en mi mismísima cuadra, y es bastante bueno; pero lee desde parámetros morales, sociales, políticos. Busca muy honestamente "lo literario" y se le escapa. Sólo encuentra realidad. Sus profesores lo han educado así. Hay un psicoanalista, pero no cree en el significado. Sólo en el sentido. Hay mucha gente en este barrio, y mi sensación al intentar comunicarme con ellos es la de que todos conciben la vida como un deporte: una mezcla de habilidad, azar, voluntad y empeño, que produce puros acontecimientos. Nadie lee los hechos, nadie les construye una interpretación, nadie inventa.
Leer un significado no es excavar en la hermenéutica de los hechos hasta dar con su cifra, sino inventar, inventar alegremente puentes y nexos y telarañas que vayan armando una red ficticia entre muchas otras posibles. La ficción, la poesía, la metáfora, el significado, juegan. Es una paradoja que se hable de "jugar" precisamente en el deporte, esa pura forma que si bien puede ser a veces bella o elegante, como también pueden ser bellas y elegantes las soluciones a los problemas matemáticos o la música, es mortalmente seria, fatalmente real.
Recuerdo el momento en que me rebelé contra el deporte, y contra la idea de la vida como deporte. Fue el mismo momento en que me enfrenté a lo inexorable. Perdí todo poder. Odié el devenir. Me opuse a la acción. Hay algo de melancólica impotencia en el amor por la ficción y en el desprecio por el deporte.
Acaso se trate de la misma tendencia poco "masculina" que señalaba burlonamente Hemingway en Scott Fitzgerald. Al final, terminamos reconociendo que Scott era mucho más grande como escritor que Hem.
Scott inventaba.
Hem sólo mentía.

Sunday, February 06, 2005

Fotoblog Freak, capítulo 3

Como dijo el Che Guevara, I'm a compulsive poster.

Me calenté.

¿Tengo que enseñarle yo, una provinciana con mala fama local de excéntrica, definitiva o temporariamente desechada a las últimas cloacas del neoliberalismo, a Fernando Pérez Solivella, colaborador o redactor del suplemento Radar, cómo carajo se escribe una buena nota sobre fotoblogs?
Por ejemplo, cómo no puso que Gustavo Romano, el fotoblogger de Pocketblog, participa, entre otros interesantes proyectos artísticos, de uno llamado Fin del mundo junto con Belén Gache, Jorge Haro y Carlos Trilnik, todos ellos artistas de reconocida trayectoria en las artes visuales de vanguardia y de alta tecnología como el videoarte, la música electrónica, etc., etc....?
¡Devuélvanme mi vida, mi trabajo de periodista y de crítica de arte que era mi vida, necesito volver a escribir en un diario YA!
¡No es sólo que yo lo necesite: Radar NECESITA otros colaboradores!
¡Necesita colaboradores CAPACES!
¡Capaces de NAVEGAR!
¡Por lo menos!

¡Tengo en mi biblioteca el catálogo del primer festival de video de Buenos Aires!

¡Hablé con Robert Plant en un backstage!
¡Toqué a Steven Tyler en una conferencia de prensa!
¡Le di un beso en la boca a Adrian Belew, de King Crimson!

(eso último no fue profesional, estaba de franco...)
(en fin...)

Freak, no te ayudamos nada

Visité un poco más a fondo el sitio "Sequential Numbers" que ya me arrepiento de haber linkeado al final de mi post anterior, y descubrí que su fotoblogger (una mujer, parece: Delina) o usa su blog para descargarse de dramas privados previos que los lectores desconocemos (aparentemente contra un ex dorima que le mandó un e-mail tan terrible como ignoto para nos), o es una mal llevada y más mala que las arañas. Resulta que un brasileño solidario (?) le mandó el 715, la dirección de su casa (lo mismo que yo pensaba hacer, ja, ja...) y se sumaron otros brasileños a hacer comentarios en portugués, ante lo cual la fotoblogger pidió que sólo le escribieran en inglés. En respuesta, otro brasileño comedido se apresuró a aclararle que no se había perdido nada importante por no saber portugués, lo que detonó a continuación un estallido paranoico que ni me molesto en traducir. Pego fragmento del original:


eye @ 2005-02-04 12:44 said:

oh.. about the portuguese. nevermind. these are all brazilian jokes. nothing that matters.


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sequential_nmbrs @ 2005-02-04 18:42 said:

eye, also known as jvc, your input is not welcome. I asked for more English and less Portuguese. I don`t need your despicable personality to chime in about whether I need the interpretation or not. Don`t tell me what I need or don`t need, and don`t tell this group what it needs or doesn`t need. You are not in charge of the group nor of me. Your actions have shown that you have no clue what you are talking about. I also don`t need to prove anything about what you did to the group and to me personally. I know and you know, and administration knows. Personal attacks that I have harassed or persecuted you, when in fact you have done that to me and to the group, are not welcome here either. And don`t use my personal e-mail again, ever. You were already told that, but still you did it again. No law or court can make me like you. You are mean, cruel, and sneaky and a liar.~Delina




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jvc @ 2005-02-04 18:53 said:

i don´t want you to like me..
please. never do this.
do me this favor. i was just trying to help.


¿No es tristísimo? ¿No es patético?
¡Ma sí, cúrtanse!
Ahora no les mandamos nada, qué se creen. Jódanse.
¡Con razón Radar los compara con la telenovela y el reality show!
Ahora, "yo me pregunto", ¿de dónde saca el Página/12 su info sobre fotoblogs? UPDATE 2012: Acabo de enterarme que Sequential Numbers es un grupo. Se ve que tienen todos los quilombos propios de un grupo. Literalmente, además: están chapa.

Fundación: Ayuda al Freak

¿Es de colgados o para que les compremos la edición papel? Cuestión que, hoy más temprano, Página/12 no había actualizado todavía el suplemento Radar en su página web...

(Bueno, ahora parece que sí, y gracias a los estudios Wimbledon por el link).

¡Cabrones! (traductor de Anagrama dixit). Tuve que salir al kiosco, disparada por mi síndrome de abstinencia cual Ewan McGregor en "Trainspotting", o como el heroinómano exhibicionista que figura en sus, valga la redundancia, páginas, y traer a casa un montón de papel apestando a tinta fresca en mis manos temblorosas (no puedo pasarme un domingo sin la prosa de Rodrigo Fresán... ¿necesitaré un grupo de autoayuda?). Y todo para desayunarme con mate, facturas, y con que la redacción de Radar, o quien firma la nota titulada "Muéstrame tu vida", o quien sea que le haya pasado la data, no distingue muy bien un fotoblog de un moblog... o, lo que es peor, de "Gran Hermano".
Tampoco es que yo pueda refregárselo en la cara así como así. Me enteré recién anteayer de que el "moblog" es exclusivamente a base de teléfono celular: mob-ile phone, para algo me sirvió estudiar Lingüística III con Miss Coccolo... (Bueno, no sólo para eso: también, una vez, aprendí seis palabras de checo por mi cuenta usando un catálogo de fotos de Jan Reich y las notas al pie de las Cartas a Milena de Franz Kafka... pero para el lenguaje hablado que necesito en casa, me basta con mis humildes conocimientos de etología. Según la teoría de la señal de contacto de Konrad Lorenz, cuando mi gato dice "¡miau!" yo tengo que contestarle "¡gato!")
Volviendo a la nota de Radar: aparte de mencionar al ya conocido en nuestra cyberesquina, Pocketlog, de Gustavo Romano, trae otro detalle simpático.
Epígrafe de unas fotos: "El obsesivo dueño de http://www.fotolog.net/sequential_nmbrs va por el 713 y recibe colaboraciones". (Nueva imprecisión terminológica del Radar, que al parecer tampoco distingue muy bien un obsesivo a secas de un obsesivo-compulsivo). Ya tengo pensada mi buena acción de la semana, compensatoria de la culpa por el goce sádico de imaginarme que existe alguien más friqui que yo: mandarle al fotoblogger en cuestión una foto del número de la que todavía es mi casa, el 731.
Alguien en el mundo piensa en ti, dear.
Y por el presente post psicosilvestre-estético-inmobiliario hago un llamado a la solidaridad de todos los bloggers y lectores: ayudemos a ese pobre hombre (¿o mujer? ¿o transexual? ¿o grupo de gente, ya que en su página usan la primera persona del plural?) a librarse cuanto antes de la compulsión que lo esclaviza, o a sumirse en ella de lleno hasta la ruina total o hasta su éxito como artista del conceptualismo en la próxima Bienal de Venecia, según con quién se junte.
Ah, favor prestar especial atención a este caso quienes residan en la calle Rivadavia, sobre todo los que vivan en el barrio de Liniers: cuando el fotoblogger ande, digamos, por el 10.035, le va a ser muy difícil encontrar números en Londres o en Utah o donde sea que esté vagando como un poseso con su cámara digital.
Enlace directo (verificado: funciona) haciendo clic acá.


UPDATE: Lo lograron! 1290 Fotos One of Fotolog's oldest groups, and just what it says: photos of numbers, in order. With our international group eye, we are now in the 1000s and cruising along the number lines. We will go on! MUST be your own photos of numbers you have found out in the world!

Thursday, February 03, 2005

Lo posible

Estoy descubriendo una nueva noción práctica: la de lo difícil.
Antes, cuando no tenía nada de plata (es decir, durante toda mi vida, hasta hace un mes), existían para mí solamente dos clases de cosas. La mayoría eran imposibles. Algunas eran fáciles.
Caminar era fácil. Viajar en colectivo, imposible. Escribir una novela era fácil, pero fotocopiarla y registrarla era imposible.
Ahora de pronto me encuentro con que alquilar una casa es posible, pero difícil.
Es nuevo para mí esto de saber que aún con plata y todo las cosas demoran, se complican. En los años sin dinero me lo imaginaba como una varita mágica.
A lo mejor funciona así cuando es mucho. No sé, tengo poco. Me alcanza para alquilar, no para comprar.
Mientras tanto... no parece posible un mientras tanto; estar aquí, desde que comenzó febrero y volvieron los vecinos insoportables, es absolutamente insostenible, insostenible de toda insostenibilidad.
Anoche logré dormir a pesar del ruido y el horror; soñé que estaba en Auschwitz. Estaba en una parte relativamente cómoda de Auschwitz, en la oficina. La secretaria de mi papá también trabajaba ahí. Por nuestra cuenta, hacíamos un catálogo de colores feos e inventábamos una utopía lingüística. Era un idioma para comunicarse sin palabras. Un idioma táctil.
Solamente funcionaba entre amigos.

Tuesday, February 01, 2005

Travelling light

Tenía miedo de ponerme a ordenar mis papeles. Los arrastré a lo largo de varias mudanzas y siempre eran mis muchos papeles, mis demasiados papeles. Los cargo con cierta culpa. No sé cómo resistí el impulso de tirarlos todos a la basura. Yo era la del papel excesivo, el sobrante de celulosa, el demasiado tiempo escribiendo: vergüenza, he vivido con vergüenza de mis papeles como del embarazo de una masturbación.
Caben en veinte cajas. No más. Veinte pequeñas cajas azules, veinte cajas plásticas de archivo tamaño oficio. Un puñado de cajas. No pesan casi nada. Dos tardes de embalaje y a otra cosa. Dos tardes, como mucho. Y eso que estamos hablando de los papeles de alguien que lleva veintiocho años acumulándolos.
Sin contar los libros. Los libros ocupan una bibliotequita. En dos filas, sí, pero una bibliotequita. Ni siquiera es una biblioteca: se trata de la zona de un mueble provenzal que mi abuela destinó a guardar sus copas. Lo uso de biblioteca.
Los diskettes y los cassettes caben todos en una caja.
Los CDs ocupan junto a la computadora el volumen de un ladrillo.
El gato pesa tres kilos. El gato te mira.
Taxi...